Nutrición Inteligente, en su compromiso de brindar una mejor calidad de vida a través de métodos y técnicas basadas en la alimentación, estableció una alianza con Fundación Ser, entidad sin fines de lucro que acompaña a los niños las personas con discapacidad y a sus familias para que disfruten la vida, independiente de su condición.
El centro de nutrición otorga beneficios y condiciones especiales de atención a niños de la Fundación, con el fin de brindar el máximo de facilidades en sus tratamientos basados en la alimentación y la detección de posibles alergias alimentarias y su correspondiente programa de nutrición. A través de nuestros tratamientos, personalizados y enfocados en las necesidades de cada paciente, logramos aportar en la mejora de su calidad de vida. Nuestra experiencia profesional en las área de la salud y de la nutrición demuestra que los cambios y mejoras en la condiciones de vida de niños o adultos con algún tipo de discapacidad es más evidente aún, lográndose modificar la vida del propio paciente y de su familia.
El testimonio personal de Alejandra Rocca, directora y una de las fundadoras de Fundación Ser, que presentamos a continuación, permite visualizar en forma clara los beneficios de la intervención en la alimentación en niños con discapacidad.
Una manera diferente de salir del laberinto.
Cuando pienso en los diecinueve años que han pasado desde que nació Luna, mi hija mayor, parece tan lejano ese tiempo incierto y complejo, de búsqueda incesante y cargado de emociones difíciles de explicar para quien no transita esa experiencia. Para poder entender, uno debería imaginar por un momento estar dentro de un laberinto y evocar cada emoción y pensamiento que ahí surge, los miedos, la inseguridad y el cuestionamiento permanente entre otros. La experiencia de discapacidad te lleva a transitar diferentes laberintos en el tiempo, tanto individuales como familiares.
Quizás un laberinto sea la búsqueda de diagnóstico y el mundo de la medicina. Uno recorre muchos caminos, conoce muchas especialidades y escucha muchas opiniones. También recurre a tantos exámenes cómo es posible para obtener mayor claridad y orientar el camino a seguir. La mayor parte de ellos sólo logran entregar una foto del funcionamiento actual de los diferentes sistemas del organismo, pero aportan muy poco sobre qué hacer con eso.
Entre tanto andar y tanta incertidumbre, para nosotros y para mi hija, descubrir la relevancia de la alimentación y la interferencia que pueden significar las alergias alimentarias y la posible presencia de cándida en el comportamiento, la hiperactividad y la dinámica del sueño nos cambió la vida. Al fin aparecían exámenes que no sólo aportaban datos para una carpeta que crecía mes a mes, sino que permitían generar un plan de intervención concreto y real, un plan nutricional y metabólico, que abría nuevas opciones para la calidad de vida de Luna y de toda la familia. Hablamos de una historia donde fue necesario ampliar nuestra casa para poder adaptarnos a que Luna se desvelaba varias noches cada semana, saltando y gritando por varias horas. Tampoco podía demostrarnos todo lo que comprendía durante el día, ya que estaba muy interferida con su movimiento incesante y necesitábamos tenerla de la mano todo el tiempo cada vez que íbamos a otro lugar.
A poco andar después de comenzar una dieta, adecuada para ella a partir de sus exámenes, Luna dormía toda la noche y todas las noches, su contacto visual mejoró significativamente y al desaparecer su hiperactividad fue posible descubrir una comprensión del entorno y del lenguaje que nos sorprendió a todos a sus diez años de edad, habiendo contado con apoyos terapéuticos desde los dos. Esto permitió cambiar la dinámica familiar en muchos aspectos, generar experiencias sociales muy importantes para Luna e incluso participar en un proceso de integración en algunas actividades del Colegio de sus hermanos. Si bien inicialmente fue una dieta muy restrictiva, con el tiempo fue posible ampliar la variedad de alimentos y hoy podemos llevarla a cabo con mayor flexibilidad. Cuando uno ha vivido los cambios positivos que pueden surgir desde una intervención en la alimentación, sólo queda incentivar a otras familias para que evalúen esa opción como una alternativa real que puede cambiar significativamente su bienestar y calidad de vida.
Muchos hablamos frecuentemente respecto de querer que nuestros hijos(as) sean felices. Sin duda mejorar la calidad del sueño, poder regular el comportamiento para poder relacionarse y comunicarse con los demás y participar en diversas instancias con otros en armonía y libertad son algunos elementos que nos permiten sentir que nos acercamos a la experiencia de bienestar y felicidad, independiente de la condición que nos toca vivir.
A lo largo de los años son muchos los laberintos que debemos enfrentar y lo importante es confiar en que siempre existe una salida y que lograremos dar con ella. Saber que cada experiencia tiene un sentido y que lograr salir de un laberinto nos fortalece como seres humanos y nos permite enfrentar la vida de un modo distinto. En algún momento en nuestras vidas la salida de nuestro laberinto fue un cambio en la alimentación de Luna y agradezco haberla encontrado.
Alejandra Rocca