De esto se dio cuenta el médico naturópata norteamericano Peter D’Adamo, quien desarrolló la dieta del “Grupo sanguíneo” basándose en los cambios alimenticios vividos a lo largo de la evolución humana, utilizando el grupo de sangre como marcador de este proceso evolutivo. Posteriormente, incorporó la variante de la respuesta individual al ambiente, tanto fetal como ancestral, identificando personas que reaccionan en forma ahorrativa (personas que tienen obesidad y enfermedades relacionadas), mientras otros reaccionan en forma reactiva (típico de personas alérgicas) y otros en forma tolerante (personas con tendencia a enfermedades autoinmunes y cáncer). De acuerdo a esto, desarrollo Planes de Alimentación Individuales, identificando 6 Genotipos y le llamó “La Dieta del Genotipo”
Sin embargo, en el último tiempo han surgido muchas interrogantes sobre esta Dieta, que queremos abordar en este artículo. Te las presentamos a continuación:
1. La dieta del genotipo es súper restrictiva
La Dieta del Genotipo considera muchos alimentos de uso diario como negativos para la salud y el control del peso, como son las masas, los lácteos, los azúcares, los aditivos y las grasas nocivas. Debido a que la mayoría de las personas usan estos ingredientes a diario en su alimentación y están acostumbrados a ellos, hace parecer que la Dieta es muy restrictiva. Por el contrario, la nutricionista que tiene los conocimientos y la capacitación, realiza un reemplazo adecuado de estos alimentos, entregándole varias opciones para cada una de las comidas del día. Y muchas veces, ocurre que las personas incorporan muchos más alimentos de los que típicamente consumen.
2. ¿Es una dieta balanceada?
Para que una dieta sea balanceada, debe contener todos los nutrientes necesarios, es decir, las proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. En la Dieta del Genotipo, los alimentos se categorizan en grupos: Cereales, Frutas, Verduras, Carnes, etc. Y cada vez que alimentos específicos son restringidos, estos son reemplazados por otros alimentos del mismo grupo, llevando a cabo una dieta TOTALMENTE BALANCEADA, donde se incorporan nutrientes que son más beneficiosos para la salud de la persona, y que pueden modificar y optimizar el sistema hormonal e inmunológico de los pacientes.
3. ¿La dieta del genotipo es la mejor?
La Dieta del Genotipo debe ser aplicada por una persona con los conocimientos y la capacitación para que pueda ser efectiva. Por lo tanto, la Dieta del Genotipo por sí sola no es ni mejor ni peor que otra. La ventaja de este sistema de alimentación es que esta ajustado e individualizado a la naturaleza genética de cada persona, por lo que resulta más amigable y fácil de seguir que otras dietas. Al ser balanceada y personalizada, se puede seguir durante toda la vida. Al ser una Dieta que busca equilibrar el organismo y mejorar el metabolismo, las personas no solo bajan de peso, sino que además experimentan múltiples beneficios en su salud, como los problemas digestivos y de piel, la falta de energía y problemas de colesterol. Esta característica aumenta la adherencia y, por ende, la efectividad.
No es restrictiva a ninguna condición de salud, pero sí en algunos casos debe ser aplicada por un especialista.
4. El efecto rebote ¿Es igual que todas las dietas?
El “efecto rebote” se produce cuando las personas recuperan rápidamente el peso que han perdido luego de someterse a dietas muy restrictivas y donde muchas veces, adquieren más peso del que tenían inicialmente.
Este efecto se produce por el desequilibrio hormonal que se produce al consumir muy pocos nutrientes. La Dieta del genotipo es balanceada, por lo tanto, no tiene “efecto rebote”.
Pero si la persona incorpora nuevamente los alimentos perjudiciales para su organismo, poco a poco volverán los síntomas de esa mala alimentación, es decir, los problemas de salud y el sobrepeso.
5. ¿Es cara?.
Al comienzo, las personas deben cambiar sus hábitos de alimentación y probablemente deban comprar alimentos diferentes a los que está habituado, por lo que aparece como cara. Lamentablemente, la comida alta en grasas y azúcares, nociva para la salud, es barata. Pero también es altamente adictiva. Al cambiar el tipo de alimentos, las personas descubren que la ansiedad va desapareciendo y la necesidad de los picoteos entre comidas, se elimina.
La Dieta del Genotipo es la forma más económica para bajar de peso y mejorar la calidad de vida. Pero no es gratis. Requiere una inversión constante, día tras día, pero que se traduce en la disminución y hasta eliminación de muchos medicamentos, tratamientos y cirugías, lo que obviamente impacta en la economía de las personas.
Invertir en aprender a comer bien, es la mejor forma de ahorrar dinero en salud.
Una nutricionista capacitada, le puede ayudar a ajustar la alimentación a su presupuesto y a sus hábitos.
6. No tiene respaldo Científico
En este aspecto se confunde la falta de respaldo Científico con la falta de estudios clínicos.
Existen más de 1500 estudios científicos que han estudiado la relación del Grupo de sangre y la salud, donde se ha podido concluir que el grupo de sangre se relaciona con algunos tipos de cáncer y con enfermedades contagiosas y cardiovasculares.
Por otro lado, para cada uno de los nutrientes contenidos en los alimentos que se recomiendan, existen miles de estudios científicos que ayudan a conformar este Plan de alimentación. Por ejemplo, la alcachofa contiene ingredientes depurativos, por lo que es altamente recomendable en el Genotipo Explorador, quienes tienden a acumular toxinas
Realizar un estudio clínico para evaluar el efecto de la Dieta del Genotipo, es muy costoso y altamente complejo, porque debe considerar un grupo poblacional grande donde intervienen múltiples variables y debe ser seguida por al menos 1 año. La Dieta del genotipo se dio a conocer el año 2007 y desde entonces, nadie ha hecho este tipo de estudios.
Sin embargo, en Nutrición Inteligente aplicamos esta dieta desde el año 2007, habiendo atendido a más de 30.000 pacientes con resultados positivos que avalan que los fundamentos de la dieta son correctos y nos permiten tener seguridad en nuestra postura.