El 2011 salió la noticia: Novak Djokovic, el tenista serbio se coronaba número 1 del mundo. Venía subiendo en el ranking con muy buenos pronósticos, pero tenía resultados dispares. En algunos torneos, se había “desplomado” en el momento más importante, por ello no le tenían mucha fe. Sin embargo, al cambiar su dieta, su rendimiento se fue a las nubes: no solo se coronó como el mejor tenista del mundo ese año, sino que hasta el día de hoy mantiene su título.
Aparte de su gran disciplina, la diferencia la hizo el cambio de alimentación: dejó de comer gluten y algunos otros alimentos considerados muy importantes para un deportista. Hasta ese momento, en cualquier disciplina, el consumo de tallarines era fundamental. Por eso, cuando se habló de su dieta especial, se dijo que era celíaco.
Yo escuché lo mismo, pero por más noticias que busqué no logré aclarar mi duda: era celiaco o intolerante o alérgico al gluten? Hasta hoy.
Acabo de leer su libro “Servir para ganar” y además de emocionarme con su historia de esfuerzo, descubrí la verdad: NO ES CELIACO. O al menos nunca le hicieron pruebas de ese tipo para saber si lo era o no. Simplemente alguien que lo vio caer el año 2010 en la final de un torneo, sin poder respirar bien, los músculos agarrotados y con dolores de estómago le ofreció su ayuda. El Dr. Cetojevic lo citó a su consultorio y simplemente le hizo un test de kinesiología aplicada: le pidió que pusiera su mano izquierda sobre su estómago y sobre la derecha estirada al costado puso un pan. La pérdida de fuerza de su brazo derecho le hizo sospechar el diagnóstico: sensibilidad al gluten y le recomendó eliminar el gluten por 2 semanas. A pesar del asombro sobre una técnica tan poco científica, el hecho de que su familia era dueña de una pizzería y el pan había sido casi el único alimento durante la época de la guerra en su infancia, Djokovic le hizo caso.
A la semana ya se sentía como nunca. Podía respirar bien, no se ahogaba por las noches, se sentía con muchísima energía y bajó de peso. A pesar de entrenar todos los días de su vida desde hacía varios años y estar dentro de los 10 primeros del tenis mundial, el cambio de alimentación cambió su destino, como cuenta él mismo en su libro.
El tema de éste artículo no es sobre el tenista, sino por su diagnóstico y la confusión que genera. ¿Porque es importante saber si eres celíaco, intolerante o alérgico al gluten? Porque tanto el diagnóstico como el tratamiento son diferentes.
La enfermedad celíaca es básicamente una condición inmunológica de alergia al gluten (del tipo alergia No IgE), pero que comúnmente se le llama “intolerancia” al gluten. Y es aquí donde se crea la confusión. Para el diagnóstico concluyente de la enfermedad celíaca se debe hacer una biopsia del intestino, procedimiento que se solicita por los reiterados problemas digestivos que presenta la persona. El consumo de gluten en cantidades ínfimas gatilla una respuesta violenta del intestino. El tratamiento es evitar incluso los alimentos contaminados con gluten por ello muchos alimentos son certificados “sin gluten” después de ser analizados. En Chile, la norma es bastante estricta.
Sin embargo, la alergia al gluten, también puede ser NO CELIACA y en esta categoría caería Djokovic al mismo tiempo que miles de pacientes que hemos evaluado con el examen ALCAT y han presentado una reacción más o menos severa al gluten. Este tipo de enfermedad puede presentarse con reacciones del sistema digestivo más leves, pero los mayores problemas se presentan en el sistema nervioso, vascular, respiratorio, de la piel y articular. En esta categoría caigo yo, que descubrí hace 10 años que era alérgica al gluten, después de sufrir por años muchos problemas de salud al igual que Djokovic.
Por último, la intolerancia al gluten es la incapacidad “mecánica” de digerir el gluten (por deficiencia enzimática) y tal como dicen algunos expertos, todo el mundo tiene algún grado de intolerancia al gluten. `El gluten, la proteína del trigo el centeno y la cebada, tiene una estructura química que la hace muy poco digerible. Esta proteína sin digerir favorece la producción de zonulina, una proteína que regula la permeabilidad intestinal, el órgano que recibe los alimentos para absorberlos. Si consumimos mucho gluten, aumenta la permeabilidad intestinal lo que trae como consecuencia alergias, resistencia a la insulina y enfermedades inmunológicas. Debido a la utilización del gluten en muchos alimentos industrializados y dado que el trigo actual ha sido manipulado genéticamente para tener más gluten, nuestro consumo total ha aumentado. A mi parecer, ésta es una de las grandes causas del aumento de alergias y enfermedades que antes eran escasas.
En Nutrición Inteligente le decimos a mucha gente que deje de comer trigo porque es el peor de los cereales (contiene otra proteína nociva), pero por el desconocimiento muchos piensan que les diagnosticamos la enfermedad celíaca. Algunos le han preguntado a su médico quien descartando esta condición, desecharon nuestra indicación. Por último, a algunos pacientes que se han hecho el examen ALCAT para alergias alimentarias No IgE y aparecen positivos para gluten, les dijeron que el método no era válido y desacreditaron el tratamiento.
El tema del gluten genera mucha controversia, principalmente porque es una información relativamente nueva en la ciencia de la nutrición y porque “ataca” las bases de nuestra alimentación: el trigo. Puede que para una gran mayoría de personas, baste con reducir su consumo, pero en otras personas alérgicas puede ser la diferencia entre la salud y la enfermedad. Lidiar contra las barreras de las costumbres y cambiar la mentalidad es una de las cosas más difíciles de hacer, sino basta recordar al Dr Semmelweis, quien murió aislado y rechazado por sus pares médicos porque les dijo que debían lavarse las manos con hipoclorito de calcio antes de asistir a un parto. Aunque él logró reducir la mortalidad de las madres que daban a luz de un 30% a menos de un 1%, no le creyeron porque no tuvo una explicación que pudieran aceptar. De la misma forma como lo hizo Semmelweis, nosotros demostramos en forma práctica.